Una de las mejores herencias de mi madre es la lectura. De pequeña no podía dormirme si no era con un libro en las manos y a veces, cuando todos dormían, volvía a despertarme y seguía leyendo. Mi libro favorito era «Matilda» , lo leía y leía una y otra vez.
Este año he ido recuperando mi pasión, sobretodo debido a las primeras siestas de Violette en las que si se sentía sola se despertaba rápidamente, me quedaba a su lado y leía y leía. Ahora ya tengo muchos más ratos para leer sola espachurrada en el sofá puesto que se despierta si me quedo al lado, el mundo al revés.
El último libro que he leído, Una novela francesa, de Frédéric Beigbeder, me ha enganchado de la primera a la última página, y eso que es una biografía, escondida tras ese título. Era como leerme a mi misma, o lo que yo escribiría relacionado a reflexiones y emociones. Era como leer lo que debe sentir mi hermano o mi pareja. Cito varias frases que me han llegado:
Uno puede olvidar su pasado,pero eso no significa que lo supere.
Es difícil reponerse de una infancia infeliz, pero puede resultar imposible reponerse de una infancia protegida.
Dad unos golpecitos en la cabeza de un escritor y no saldrá nada. Encerradlo, y recobrará la memoria.
El hijo es un ingrato. Si quieres llamar la atención de alguien, tienes que abandonarlo.
Y no cito más para no ser pesada pero recomiendo a todo el mundo este libro. Ideal para estas vacaciones por lo fácil y amena de su lectura.
Boina: Springfield
Gafas: Modcloth
Camisa: Massimo Dutti
Jeans: Vila
Slippers: Zara
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